lunes, 10 de marzo de 2008

¿QUÉ SE DEBE HACER Y QUÉ NO SE DEBE HACER?





LO QUE HAY QUE HACER

Si cree que su hijo ha sufrido abusos sexuales y no dice nada, observe síntomas físicos y de comportamiento como los siguientes:

Cambios extremos de comportamiento, como pérdida del apetito, abundancia de llanto, pesadillas miedo a la oscuridad, etc. Las pesadillas se pueden dar ocasionalmente en muchos niños y el miedo a la oscuridad también es frecuente. Sin embargo, cuando aquellos son permanentes y este se hace muy intenso pueden significar una llamada de atención del grado de angustia del niño, que no tiene por qué relacionarse necesariamente con los abusos sexuales, pero que vale la pena explorar.
Retrocesos en el comportamiento, como empezar de nuevo a orinarse en la cama o chuparse el dedo.
En resumen, adoptar conductas de niños de menor edad.

La expresión de algunos aspectos de las actividades sexuales mantenida mediante dibujos fantasías o juegos.
Rechazo con mucha vehemencia de ir a la escuela.
Sentimiento de miedo a una persona específica o a ser dejado en un lugar.
Muestra de una agresividad poco común.
Autolesiones o accidentes frecuentes, pudiendo incluso llegar a presentar conductas suicidas.
Ropa interior rota, manchada o anormalmente sucia.
Sangre en la vagina o el recto, dolor picor o inflamación en los genitales.
Padecimiento de alguna infección vaginal.




LO QUE NO HAY QUE HACER

Culpar al niño del abuso. No hay que reñirle o castigarle por lo sucedido. Se haya resistido o no, lo importante es no responsabilizar al menor, incluso en los casos en los que el agresor ha logrado que colabore. Nunca hay que abordarle con preguntas como: “c qué le dejaste hacerlo?”, “ qué no me lo dijiste antes?”, “c qué no dijiste no, huiste o luchaste”.

Negar que el abuso ha ocurrido (“c seguro/a?”, “No es verdad, debe ser un malentendido”, “No inventes esas historias”). Todas estas expresiones indican al niño que dudamos de la veracidad de su afirmación.

Expresar alarma delante del niño. Las reacciones exageradas por las consecuencias de la agresión pueden provocar que el niño se retracte de sus afirmaciones.

Tratar al niño/a de forma diferente No evitar tocarle, acariciarle, o cambiar los hábitos en la forma de relacionarse con el menor.

No hablar de él o ella como la víctima.

Sobreprotegerle. Restringirle actividades habituales.



http://www.guardiacivil.org/mujer/menores.jsp

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